Todos tendemos a pensar que como somos humanos tenemos una gran capacidad para adaptarnos a una situación determinada o a un obstáculo, y de repente, cuando algo nos ha sido arrebatado o limitado sin nuestro consentimiento, normalmente nos olvidamos de esos «superpoderes». Enfadandonos al principio, tratando de analizarlo, luego aceptarlo, enfadandonos de nuevo porque no es como lo esperabamos y asi varias veces. ¿Suena familiar? Nuestra situación actual del COVID-19 y nuestras estrictas medidas nos obligaron a quedarnos en casa y la aventura más emocionante en la que podemos pensar, para la mayoría de nosotros, es la que está en nuestra calle o pueblo. Seamos realistas, el «único» que se ha adaptado a esta rareza es nuestro planeta. Con menos coches y significativamente menos aviones, el aire es mucho más limpio. Con menos personas en las calles, playas, en las montañas, los animales vagan libremente, sin ser invadidos por grupos de personas. Menos CO2, menos contaminación. Pero, ¿cuánto durará eso?
Mientras el planeta toma algun respiro empezamos a escuchar que después de casi dos meses de luchar contra el virus y con la sensación de ser un loro encerrado en una jaula, PODRÍAMOS ser capaces, más adelante este año, de tener unas vacaciones bien merecidas (ekhmm). Quiero decir… ¡vamos! ¡Todo el mundo nos está esperando! ¡Cuándo si no ahora! ¡Anda a explorar! ¡TODOS A LOS PARQUES Y A LAS MONTAÑAS!
Todos sentimos que lo necesitábamos, ¿verdad? Que este parque en la esquina, esos campos en las afueras de nuestra ciudad e incluso la calle a través de la cual podemos correr o caminar, parecen más atractivos que antes. Después de dos meses de ‘prisión domiciliaria’, empezamos a salir más, correr más, caminar más y andar más en bicicleta porque es diferente de lo que teniamos hasta ahora y se siente más libertad. Pero además de necesitarlo más, ¿realmente valoramos y respetamos más?
Todas estas grandes noticias sobre nuestro planeta prosperan después de que lo dejamos en paz durante esos dos meses parecen llegar a su fecha de caducidad. Están los que creen que podemos adaptarnos pero una vez por ahí nos dejaremos llevar directos al consumismo y encenderemos nuestro síndrome de superioridad. Y están los que tienen esperanza y piensan que podemos tomar esta lección y aprender de ella, viviendo una vida más sostenible con la naturaleza.
En 5elemenTravel siempre hemos creído que es posible una forma de vida más sostenible y en el caso de nuestra empresa también, viajando. Desde el comienzo mismo de nuestra agencia, la parte más importante de nuestros viajes, por igual a la seguridad y felicidad de nuestros viajeros, fue el bienestar de nuestro planeta. Vemos estos tiempos extraños y difíciles como una oportunidad, para nosotros, los viajeros locales y globales, de respetar y apoyar nuestro medio ambiente, independientemente de su proximidad. Ser una agencia de viajes sostenible, como nosotros o un viajero sostenible como cualquier de vosotr@s, significa minimizar el impacto de nuestros viajes y de vuestros viajes, pero también trabajar de acuerdo a estos tres pilares:
1.Ecológicamente sostenible – lo hacemos cuidando la biodiversidad del lugar que visitamos, por ejemplo, eligiendo actividades que tienen un menor impacto en el medio ambiente local (por ejemplo, caminata por los glaciares), trabajando con empresas que están compensando las emisiones de carbono de los vehículos necesarios y aquellos que respetan la flora y fauna que hay en la zona (foto haciendo kayak con XXLofoten en las Islas de Lofoten).
2.Socioculturalmente sostenible – reconocer y apoyar decididamente la cultura, las tradiciones y el patrimonio histórico locales de su pueblo incluyendo visitas y museos como SIIDA (museo sami en el norte de Finlandia) y educando a los viajeros sobre la importancia de esos lugares (foto del museo SIIDA en Finlandia).
3.Económicamente sostenible – esto significa básicamente mantener el dinero en el lugar al que viajamos. Una compañía, hotel o distribuidor extranjero no apoyará la economía local, sino que simplemente se llevarán todas las ganancias, usando el privilegio de trabajar en un lugar dado. También es importante que trabajen con tantos locales como sea posible (foto de una exploración de una cueva de hielo por la empresa islandesa Local Guide).
Hablaremos más sobre estos tres puntos en el artículo futuro.
Mientras trabajamos con los tres pilares del turismo sostenible en nuestros viajes, nos aseguramos de poder regresar a esos lugares y disfrutarlos con generaciones de viajeros, para ver no sólo cómo florece su ecosistema sino también la gente y vivir la vida con simbiosis con la naturaleza. Y es que al final podemos ver cuánto necesitamos de todo lo que está fuera de nuestras cuatro paredes, mientras pasamos por estos tiempos difíciles. Realmente creemos que los «viajes sostenibles» no sólo dejarán de ser un eslogan vacío sino que realmente empezaremos a valorar más nuestro planeta, que el turismo lentamente cambiará su mal estigma, se conocerá más como el sector que ayuda al ecosistema y a las comunidades locales, educando a los viajeros más responsables y futuros.
La aventura espera, ahora más consciente que nunca. ¡Pruébalo con nosotr@s!